
"No hay que temerle a la Represión" Manuel Adornis
La explotación de minerales puede dar lugar a la deforestación, la contaminación del agua, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad.
Opinón06/09/2023 Daniel Martin para Proyecto Cultural MaízEn muchos países, la minería ha experimentado un crecimiento notable en las últimas décadas. Si bien esto ha generado beneficios económicos, también ha llevado a una mayor presión sobre los ecosistemas y los recursos naturales. La explotación de minerales puede dar lugar a la deforestación, la contaminación del agua, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad.
La industria minera desempeña un papel crucial en el desarrollo económico de muchos países.
Sin embargo, también plantea desafíos significativos para el ambiente. En este artículo, exploraremos el panorama actual de la minería y su impacto ambiental a nivel nacional, discutiremos las perspectivas futuras y presentaremos posibles soluciones para lograr un equilibrio entre la actividad minera y la protección del entorno natural.
La minería aporta desde el acero en la construcción al litio de las baterías de celulares, desde los componentes de un tomógrafo, hasta los fertilizantes, forma parte de nuestras vidas. Sin embargo, esta actividad ha sido objeto de poco prestigio y ha generado preocupaciones en la sociedad. Con el fin de abordar estos temas y aclarar conceptos erróneos, la Secretaría de Minería ha difundido un documento que responde a afirmaciones clásicas en torno a esta industria.
"Es una actividad muy contaminante" La minería, al igual que otras actividades humanas, puede tener impactos en el ambiente. La mayoría de las operaciones mineras se llevan a cabo en circuitos cerrados que permiten la recirculación del agua y evitan la formación de efluentes. Además, se almacenan los
residuos sólidos de manera adecuada y se controla y minimiza la generación de polvo.
"La minería usa mucha agua". Aunque la minería utiliza grandes cantidades de agua en sus procesos, trabaja en circuitos cerrados en los que se reemplaza el agua que se evapora. Esto significa que el consumo neto de agua es bajo en comparación con otras actividades económicas. En provincias como San Juan, la minería consume menos del 1% del agua, mientras que la agricultura utiliza más del 80%.
"No deja plata en el país". Según estudios del CEP-XXI, el 67% de las ventas realizadas por las grandes compañías mineras metalíferas que operan en Argentina se quedan en el país, en forma de gastos como pago a proveedores nacionales, masa salarial e impuestos provinciales o nacionales.
"No genera empleo". El empleo formal en relación de dependencia relacionado con la minería metalífera y otros eslabones de la cadena minera asciende a miles de puestos de trabajo. Según la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, se estima que existen alrededor de 83,000 puestos de trabajo en toda la cadena minera, incluyendo los empleos indirectos generados por proveedores.
"No aportan divisas" El sector minero aporta divisas de manera significativa a las reservas del Banco Central de la República Argentina, generando un balance estructuralmente superavitario. Según el informe del CEP-XXI, desde el año 2003, el ingreso de divisas por parte de la minería ha sido constante y ha superado la salida de divisas. En 2022, la minería representó más del 4% de las exportaciones de bienes, contribuyendo con más de 3,800 millones de dólares.
En muchos países, la minería ha experimentado un crecimiento notable en las últimas décadas. Si bien esto ha generado beneficios económicos, también ha llevado a una mayor presión sobre los ecosistemas y los recursos naturales. La explotación de minerales puede dar lugar a la deforestación, la contaminación del agua, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad.
Es fundamental comprender el impacto ambiental de la minería a fin de abordar los desafíos que plantea.
La liberación de sustancias tóxicas y metales pesados en los cuerpos de agua puede contaminar los ecosistemas acuáticos, el suelo y además de afectar la salud humana. Asimismo, la deforestación asociada con la minería puede provocar la pérdida de hábitats críticos y la disminución de la biodiversidad, en nuestro caso, la cordillera, las mesetas patagónicas y la puna, donde se asientan la gran mayoría de los proyectos mineros y las zonas exploradas en nuestro país, presentan climas áridos que favorecen el desarrollo de la actividad debido a las bajas precipitaciones y poca vegetación, en líneas generales, ya que, algunos ecosistemas de la puna en relación al Litio, pueden ser muy frágiles y deberían ser atendidos especialmente.
A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, es necesario considerar nuevas perspectivas en la industria minera. La implementación de tecnologías más limpias y eficientes, como la minería responsable y el uso de energías renovables, puede ayudar a reducir el impacto ambiental de la actividad minera.
Para abordar los desafíos ambientales de la minería, se requiere una acción concertada por parte de los gobiernos, las empresas mineras y la sociedad en general; los gobiernos deben establecer normativas sólidas y asegurar su cumplimiento para minimizar los impactos negativos.
Los organismos de control estatal deben estar conformados por profesionales con experiencia, con asesoramiento del CONICET, INTI, Y-TEC o cualquier organismo estatal relacionado con la temática; es fundamental invertir en investigación y desarrollo de tecnologías más limpias y eficientes para la extracción y procesamiento de minerales.
Las comunidades locales deben estar involucradas en la toma de decisiones y beneficiarse de manera justa de la actividad minera, garantizando su participación activa y protegiendo sus derechos; es esencial controlar las medidas de restauración y rehabilitación de las áreas afectadas por la minería, con el objetivo de recuperar la biodiversidad y rehabilitar los ecosistemas degradados. Esta industria desempeña un papel fundamental en el desarrollo de Argentina, siendo una actividad generadora de empleo de calidad, con trabajadores bajo convenios colectivos de trabajo, alto porcentaje de sindicalización, generadora de divisas y oportunidades económicas; además entendemos que es necesario diversificar la matriz productiva, lo que implicaría una reducción de la dependencia del complejo agroexportador, que a través de sus “ONG´s ambientalistas” insiste desde siempre en boicotear a la industria minera.
La minería permite la extracción de minerales metálicos y no metálicos utilizados en diversos sectores industriales. Estos minerales son materia prima fundamental para la fabricación de productos tecnológicos, como baterías, equipos electrónicos, paneles solares y vehículos eléctricos, si tenemos en cuenta que un auto eléctrico requiere del doble o triple cantidad de cobre que un auto a combustión, entenderemos la importancia de estos metales en ésta etapa de la transición energética, la cual refiere a el paso del uso de combustibles fósiles a energías renovables.
El desarrollo de la minería en Argentina impulsa la creación de cadenas de valor en sectores como la metalurgia, la electrónica, la producción de energías renovables y la industria del “software” y nuestro país genera y exporta conocimiento y profesionales altamente calificados. Debemos darle valor agregado a esos minerales en nuestro país, no podemos seguir primarizando la economía y para que eso ocurra debemos exigir al estado políticas de industrialización en origen, debemos desarrollar la minería, y este desarrollo, hoy se encuentra muy relegado y muy lejos del desarrollo necesario para poder fabricarlas.
Hay que fomentar la creación de esta cadena de valor y esto puede incluir la construcción de plantas de fundición, refinación y fabricación de productos derivados de los minerales; para esto se requiere desarrollar la capacidad de producción y la tecnología necesaria para transformar los recursos minerales en productos manufacturados o semielaborados que tengan demanda en el mercado internacional.
Fortalecer la industria nacional, a través de inversiones estratégicas, como lo será el nuevo gasoducto Néstor Kirchner, deberían alimentar a nuestra industria primero, a precios razonables, y no exportar el gas barato para que se desarrolle la industria de nuestro principal competidor en el Mercosur, las alianzas estratégicas deben realizarse pensando en el desarrollo nacional.
La transición energética es ahora y es a través de decisiones estratégicas que beneficien a los trabajadores, al ambiente y a la comunidad en general que lograremos ser parte de la solución y no esclavos de los capitales concentrados que nos seguirán vendiendo caro sus espejitos de colores.
La minería es una actividad crucial para el desarrollo de diversos productos en nuestro mundo moderno; sin embargo, a menudo se ve envuelta en controversias y preocupaciones ambientales. En el contexto actual del modelo de consumo, es fundamental abordar la relación entre la minería y el ambiente desde una perspectiva integral.
El modelo de consumo actual se caracteriza por una demanda creciente de bienes y servicios, impulsada por la expansión de la población y el aumento de los estándares de vida. Esto ha llevado a un mayor requerimiento de recursos naturales, incluyendo los minerales utilizados en la fabricación de productos electrónicos, automóviles, energías renovables y muchas otras industrias.
La adopción de tecnologías más limpias y la implementación de sistemas de gestión ambiental son aspectos clave para minimizar los impactos negativos de la minería en el entorno. Es importante destacar que la regulación ambiental y el monitoreo efectivo por parte de las autoridades son fundamentales para garantizar el cumplimiento de los estándares ambientales y proteger los ecosistemas locales.
Asimismo, en el contexto del modelo de consumo, es crucial promover la economía circular y la gestión eficiente de los recursos. Esto implica fomentar la reducción, reutilización y reciclaje de materiales, incluyendo los minerales, para prolongar su vida útil y reducir la necesidad de nuevas extracciones, la separación de residuos en origen, la recolección diferenciada de residuos domésticos e industriales, etc.
Es importante tener en cuenta que la minería no puede verse de forma aislada, sino como parte de un sistema más amplio. La transición hacia un modelo de consumo más sostenible y responsable requiere la colaboración y el compromiso de todos los actores involucrados, incluyendo a la sociedad civil, la industriaminera, el gobierno y las organizaciones ambientales.
En conclusión, la relación entre la minería y el ambiente debe abordarse desde una perspectiva integral, considerando tanto los impactos ambientales como los beneficios económicos y sociales. En el contexto del modelo de consumo, es fundamental promover prácticas responsables, tecnologías más limpias y una economía circular que permita un uso eficiente de los recursos.
El modelo de consumo actual, caracterizado por una producción masiva y un consumo desmedido, plantea desafíos significativos en términos de sostenibilidad ambiental. La creciente demanda de productos que requieren minerales, implica una mayor extracción de recursos y puede tener impactos ambientales asociados.
Tenemos que resolver nuestras contradicciones maduramente y sin hipocresías; el estado nacional somos todos, la mano invisible del mercado no es tan invisible y la industrialización del país, en el contexto actual de la economía, requiere con suma urgencia un abordaje responsable y efectivo, que mejore la distribución de la riqueza, que satisfaga las necesidades básicas de la población y que contribuya al crecimiento de nuestro país con todos adentro, y la minería sin dudas puede contribuir a este objetivo.
El desafío es nuestro, los minerales también, la decisión de su explotación en favor de utilizar estos recursos naturales como instrumentos para fortalecer la soberanía económica y promover el bienestar de a población argentina depende de nuestra capacidad y valor para hacer lo.
* Daniel Martin (46) geólogo, militante peronista, integrante de PCM-Cba, dirigente vecinal, asesor ambiental.
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